27 de abril de 2011

Más que un partido


Recuerdo una frase del mítico entrenador del Líverpool, Billy Shankly, que decía: El fútbol no es una cuestión de vida o muerte; es mucho más que eso. A buen seguro, mientras pronunciaba tales palabras se imaginaba un partido como el que tendrá lugar esta noche en el Santiago Bernabeu o, para ser exactos, pensaba en una eliminatoria de semejante calibre.

Tras un clásico algo descafeinado en el Bernabeu donde el Barça, y más con la victoria del pasado sábado ante Osasuna, se certificó prácticamente el título de Liga y la dolorosa derrota en la final de Copa en Mestalla, Real Madrid y Fútbol Club Barcelona se verán las caras por cuarta vez en lo que va de temporada; la tercera del frenético mes de abril.

Chamartín acoje una semifinal de infarto entre, por qué no decirlo, los dos mejores equipos del mundo. Ambos cuentan en su plantilla con jugadores campeones del mundo, con los mejores individualmente, con los que pulverizan todos los récords, con los que dictaminan partidos con sus acciones, con los más consagrados en Europa. En resumidas cuentas, nunca ambos clubes han mostrado un estado de forma tan igualado al de ahora y ello quedará plasmado en el terreno de juego.

El Real Madrid acude a la semifinal con un estado anímico y físico superior al del equipo azulgrana. Las bajas que arrastra el Barcelona (Puyol, Iniesta, Maxwell) y el jarro de agua fría que supuso la derrota copera son los responsables. En cambio, el Barcelona es perro viejo en este tipo de partidos. Acumula, con esta, su cuarta semifinal consecutiva y la quinta en las seis últimas temporadas. Por su parte, el Real Madrid no tiene un hueco entre los cuatro mejores equipos de Europa desde 2003 cuando la Juventus de Davids, Buffon y Del Piero, entre otros, le apeó del sueño de jugar dos finales europeas de forma consecutiva.

Fue precisamente un año antes, en 2002, cuando Madrid y Barça se vieron las caras por última vez con un marco europeo como escenario. En aquella ocasión, el Madrid de los galácticos masacró en el Camp Nou a un Barcelona que atravesaba una época de transición y decadencia futbolística y, en la vuelta en el Bernabeu, certificó su pase a la final de Glasgow donde conquistaría su novena Copa de Europa, la última hasta la fecha.

Anteriormente, los dos colosos del fútbol español se enfrentaron en Europa en 1960 y 1961. En la primera de ellas, también en semifinales, la victoria del Madrid supuso un paso en firme hacia la quinta Copa de Europa del club pero en la temporada siguiente el duelo entre ambos clubes en octavos de final colocó victorioso al Barcelona que jugaría la final ese año y la perdería ante el Benfica de Eusebio.

Dicho esto, la previa de este clásico con sabor europeo ha sido cuanto menos intensa. En el dia de ayer, Pep Guardiola no pasó por alto las provocaciones del técnico del Real Madrid, José Mourinho, la quincuagésima octava en lo que va de temporada. El de Santpedor, con su característico estilo irónico y sarcástico, no cayó en dichas chinitas del portugués pero dejó claro que el barcelonismo también sabe hablar pero en el campo. Los de la Central lechera, como él dice, no tardaron ni milésimas de segundo en destacar con sus titulares que Guardiola había perdido el asalto y tal y tal...

Pero, por otro lado, tenemos a un entrenador que lleva quejándose hasta de la posiciónde los planetas. Recordemos cuando habló de los horarios, de los árbitros, que si se queda con diez jugadores e incluso se llegó a quejar de las, según él, preguntas poco acertadas de los periodistas en la rueda de prensa en Auxerre tras dejar en ridículo públicamente a su jugador Pedro León.

En cualquier caso, el partido de hoy es de esos especiales ya sea por honor, contrastada calidad de ambos equipos, intensidad o el hecho de ser inédito en muchos años. El ambiente está caldeado. Debe ser porque saben que el que pierda quedará mermado por mucho tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario