21 de marzo de 2012

Partidos históricos: Manchester - Real Madrid 2000


A veces, muchos partidos no se recuerdan por la cantidad de goles marcados, sino por la intensidad y emoción de los mismos. Goles apurados en el último minutos, escenarios importantes o escurridizos balones al palo son elementos que pueden accionar todos los resortes del dramatismo. Sentimientos hilarantes o tragedias futbolísticas. Todo puede pasar. Algo así fue lo que ocurrió entre Manchester United y Real Madrid en abril de 2000.

El escenario para la puesta de largo del partido no podía ser mejor: Old Trafford, bautizado como El Teatro de los Sueños por Sir Bobby Charlton. Los contendientes eran nada menos que los campeones de las dos últimas ediciones de la Liga de Campeones. El Manchester, campeón de la apoteósica final de Barcelona el año anterior ante el Bayern, se mediría en un trepidante y reñido encuentro contra el Real Madrid, campeón de Europa dos años antes en Ámsterdam.

En el partido de ida, dos semanas antes en el Bernabeu, ambos equipos empataron sin goles. La eliminatoria se solventaría en Old Trafford, uno de esos estadios donde no se conceden victorias fácilmente. Los chicos de Vicente del Bosque protagonizaron uno de los encuentros más combativos, atractivos y con un ritmo de juego vertiginoso que se recuerda en la Copa de Europa en los últimos años. No hay bromas. Son cuartos.


El Manchester, aclamado por su fiel público, contaba con estrellas como Beckham, Keane, un joven Giggs y Cole, entre otros. Por su parte, Raúl, Morientes, Redondo o McManaman eran los grandes iconos del conjunto blanco. Además, en el Real Madrid emergió un colosal Roberto Carlos que se sumó al ataque como si de un delantero se tratara.

La suerte hay que buscarla. El primer gol de la noche lo puso Roy Keane en propia meta tras despejar erróneamente un pase hacia su portero. El partido había sufrido un violento lavado de cara. Dicho sea de paso, el Madrid pudo distanciarse también en el marcador con sendas ocasiones de Roberto Carlos y Raúl. Así las cosas, se llegó al descanso en Manchester. Un terapéutico 0-1 que bien podía valer unas semifinales ante el Bayern de Múnich

Como era de esperar, el Manchester no dio nada por perdido y sólo la joven veteranía de Casillas impidió el empate de los ingleses. Desde que Collina pitara el incio del encuentro se pudo observar un choque frenético entre ambos equipos que pronto pusieron en la mesa su propuesta ofensiva. El Manchester puso las cartas sobre la mesa. Sus ocasiones eran ávidas, sus pases eléctricos y sus disparos directos al corazón del área madridista. El equipo británico necesitaba dos goles, cual advenimiento de la final que ganaron el año anterior.


De nuevo a la contra, un pase de McManaman desencadenó un cara a cara entre Raúl y Silvestre. El joven delantero colocó un preciso disparo al segundo palo de la portería de Van Der Gouw. Era el 0-2. La afición del Manchester siguió con el equipo hasta el final. En ese momento, tuvo lugar la jugada del partido. Fernando Redondo encaraba al defensa noruego Berg y se sacó de la manga un arrollador túnel de tacón. Ya en la línea de fondo le sirvió a Raul un gol en bandeja. Era la sentencia. El Manchester tendría que marcar cuatro goles. La hazaña se antojaba complicada. 

Ferguson se la jugó. Colocó a un delantero como Solskjaer en sustitución de Berg y a Sheringham por Cole. Surtió efecto. David Beckham, estrella de los diablos rojos, protagonizó una jugada individual que acabó con un potente disparo a la escuadra de Casillas. El Real Madrid se dinamitó al contraataque y, los huecos que dejó detrás, fueron clave para la llegada del Manchester que se vino arriba tras el gol de Beck's. Los ingleses no se rinden nunca.

Faltan diez minutos para el final. La correosa competitividad inglesa aparcó una rendición incondicional. La abrumadora llegada del Manchester propició que, en una ocasión, McManaman cometiera penalti clamoroso sobre Keane. Lo transformaría Scholes pero de poco sirvió En su propio feudo, donde sólo habían ganado tres equipos en la historia de la Copa de Europa en una de los mejores partidos de Raúl. Después de ello, aquel año el Madrid ganaría octava Copa de Europa tras doblegar al Valencia en la final de París.


Manchester United: Van der Gouw; Gary Neville, Stam, Berg (Solskjaer 62'), Irwin (Silvestre 46'); Keane, Beckham, Scholes, Giggs; Yorke y Cole (Sheringham 62').

Real Madrid: Casillas; Salgado, Helguera, Karanka, Iván Campo, Roberto Carlos; Redondo, McManaman (Julio César 90'), Savio (Geremi 66'); Raúl y Morientes (Anelka 72').

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