13 de julio de 2013

El mercadillo de Sandro Rosell


Ya de vuelta de mis obligaciones académicas, retomo la aparcada actividad del blog. Es hora de echar la vista atrás y analizar la temporada del Barcelona, ver qué cosas han ido bien, cuáles hay que cambiar, qué mejorar y, por supuesto, qué sustituir. La idiosincrasia del Barça, muy arraigada a la mentalidad hegemónica en Cataluña, exige hacer autocrítica para aprender de los errores, emitir un diagnóstico apropiado y tratar de solventarlos con la mayor eficacia posible. Joder, menudo coñazo los culés estos...

No nos engañemos. Esta temporada nos ha dejado, al menos a mí, un sabor de boca agridulce. Que sí, que te dirán que hemos igualado el récord de puntos en la Liga, llegado a las semifinales de la Champions, que ha sido mejor año incluso que el del triplete y yo qué sé qué más. Y omitirán detalles tan insignificantes como aquella sonrojante eliminación ante el todopoderoso Bayern de Múnich por un contundente 7-0, las tres dolorosas derrotas ante el Real Madrid, la recaída de Tito o jugadores como Piqué que han perdido nivel físico. Bah, tonterías.

El anhedónico Sandro Rosell y su oportunista directiva te dirán que no. Que ha sido una temporada ejemplar, pero ni ellos acaban de creerse sus palabras tan falaces como impregnadas de una cortina de humo que pretende echar sacos fuera. Cuando espetan que no hace falta fichar a un central de garantías, obviamente tienen razón. ¿Para qué fichar un central si no ha sido necesario en la última temporada, ni en la anterior, ni en la otra? No hay que gastar por gastar, amigo. Si hay que aguantar con Puyol con la rodilla fracturada por 39 sitios a la vez, se hace y punto.

Luego dirán que Tito Vilanova es el técnico ideal para el Fútbol Club Barcelona, un auténtico líder capaz de manejar un vestuario y Jordi Roura tiene más autoridad que un coronel de la Guardia Civil. Por supuesto, en el vestuario azulgrana no está implantada la autogestión, no hace falta reinventar la filosofía para hacerla más productiva, el Falso 9 es el mejor invento de la historia después de la cama y evidentemente no hay que fichar un delantero centro nato para ganar profundidad en el juego. Por favor, no digamos tonterías.

A la hora de regalar, perdón quise decir, de vender, en Can Barça se tira la casa por la ventana. Si el Atlético de Madrid está dispuesto a ofrecer la mareante cantidad de cinco millones por Villa, no hay ni que pensarlo aunque el Liverpool ofrezca 18 kilos. De hecho, me parece feo no incluir a Iniesta en la operación, a modo de suculento 2x1. Si hay que desarbolar la cantera cediendo a jóvenes promesas como Rafinha y Deulofeu al Celta y Everton, respectivamente, pues se hace. Faltaría más.

¿Por qué ganar una pasta con los paradisíacos destinos de Bojan (Roma, Milán, Ámsterdam) si la operación sale por 0 euros? Y si viene algún ilustrado proponiendo la opción de repescar a Cuenca del Ájax, ni puto caso. Que no hay tiempo para tonterías carentes de fundamento. ¿Y por qué no foguear a Thiago Alcántara en el primer equipo, a vistas de que Xavi ha perdido la suspicacia de antaño? Como diría aquél ¿Por qué? Dejémonos de tonterías.

Y por supuesto, caeremos en el sibilino arte de malmeter, generar crispación y proyectar malestar en el exterior. Si hay que inventarse que Guardiola le dijo al presidente del Santos que Vilanova no sabría alinear juntos a Messi y Neymar, pues se hace. Oye tú, de algo hay que comer, que está la cosa muy mala. Las afiladas garras de la inflación nos afectan a todos. Para cualquier desavío, para cualquier ganga a precio de costo, no dudéis en visitar el mercadillo que nuestro particular genio en finanzas Sandro Rosell tiene montado en el Fútbol Club Barcelona. Y, si no está satisfecho, le devolvemos su dinero.