23 de diciembre de 2013

¿Qué fue de Tato Abadía?


El fútbol actual está repleto de merchandising y personajes mediáticos. A todo ello contribuye el prototipo de jugador metrosexual que compagina su carrera deportiva con ostentosas campañas publicitarias de moda y perfumes. Sin embargo, hace escasamente dos décadas, las cosas no eran así. Jugadores con poblados bigotes, piernas aún mas frondosas y relucientes alopecias nos deleitaban con su pundonor sobre los terrenos de juegos. Tato Abadía daba buena prueba de ello.

Agustín Abadía Plana, más conocido como Tato, nació el 15 de abril de 1962 en la localidad oscense de Binéfar. Sería en el club de su pueblo natal donde comenzaría su carrera deportiva, el CD Binéfar allá por 1980. En 1984 da el salto y ficha por el mítico CD Logronés, equipo donde conseguiría sus mejores registros, llegando a conseguir el ascenso a Primera División en 1987. Permanece dos temporadas más en el conjunto riojano hasta que en 1989 ficha por el Atlético de Madrid. Sólo jugaría una temporada en el equipo colchonero y, al año siguiente, volvería al Logroñés.

Jugaría tres temporadas más en el club riojano, hasta 1993, año donde ficharía por otro equipo histórico de nuestro fútbol: el Compostela. Con el cuadro gallego, logra una de las gestas más importantes de la historia del club, al conseguir el anhelado ascenso del equipo santiagués a la categoría de oro del fútbol nacional en la temporada 1994/1995. Volvería una vez más a Logroño en la temporada 1996/1997 en la que no pudo evitar el descenso del equipo a Segunda División. Tras el drama del descenso, vuelve a sus orígenes y cuelga las botas en las filas del Binéfar en 1999.

Tato Abadía era un centrocampista que suplía sus limitaciones técnicas con grandes dosis de entrega, tesón y pundonor. Su juego se basaba en el físico y la valentía. Jugador bregador, es especialmente recordado por su particular aspecto, su gran bigote y su brillante calva. Tenía además gran carisma. Una anécdota que lo refleja data de un partido de la temporada 1992/1993 contra el Real Madrid en el Bernabéu. Abadía se echó el equipo a la espalda y marcó los dos tantos de su equipo. Eso valió ser incluido en el once semanal de la prestigiosa revista France Football. 


Su pundonor quedó fuera de toda duda en un partido ante el Betis en la temporada 1994/1995 cuando militaba en el Compostela. Tato Abadía recibió una fuerte entrada de Hristo Vidakovic. Tras salir momentáneamente del terreno de juego para ser atendido, volvió a jugar, firmó un partidazo, lució a un gran nivel, atoró la circulación del balón en el centro del campo bético y marcó un gol. En el minuto 86 fue sustituido y recibió una sonora ovación. Posteriormente, se supo que Tato Abadía había jugado durante 70 minutos con el astrágalo roto.

Poco antes de la disputa del Mundial de Estados Unidos 1994, el seleccionador Javier Clemente llegó a decir de él: Abadía es un currante del fútbol y que en el fútbol hacía falta gente como él. Esta frase fue la respuesta a un periodista que le preguntó si había alguna posibilidad de llevarlo a la selección y, evasivamente, Clemente reconoció que había seguido su rendimiento muy de cerca. En esta misma línea, preguntado por quienes fueron sus mejores entrenadores, el Tato afirmó que habían sido Fernando Vázquez y Carlos Aimar.

Después de retirarse en 1999, Abadía probó suerte como entrenador, profesión que sigue ejerciendo de forma profesional. Comenzó entrenando a las categorías inferiores del Binéfar y luego recala en el Logroñés, el equipo que ha marcado su vida. Tras un breve paso por el Girona, se vuelve a unir al conjunto riojano como ya haría en su etapa como jugador pero, esta vez, como director deportivo. En 2008 entrena al Calahorra para luego entrenar en las categorías inferiores de la Federación Riojana de Fútbol.

Este mítico jugador fue partícipe de 4 ascensos en toda su trayectoria: Binéfar (en la temporada 1983/1984 de Tercera a Segunda B), Logroñés (1986/1987 de Segunda a Primera), Compostela (1993/1994 de Segunda a Primera) y con su club de formación, el Binéfar (de Tercera a Segunda B en la 1997/1998). Entiendo que soy muy difícil de olvidar por mi fisionomía. Era calvo, con bigote y con una peculiar forma de correr pero, en realidad, como jugador no soy recordado por nada más. Así era el fútbol para Tato Abadía, sin aspavientos ni estridencias. Pundonor en estado puro.


Fuente: Eduardo Casado (1/6/2011) Qué fue de... Tato Abadía. Web El blog de los futbolistas olvidados.

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