4 de julio de 2014

La prostitución del Barça


Me paro a recordar esa época, no tan lejana, en la que el Barça causaba la admiración de todo el orbe futbolístico. No hay que remontarse a inmemoriales décadas cuando el estilo del juego, la filosofía deportiva y el grupo humano que componía semejante maquinaria escribía sus páginas doradas en la historia. En la actualidad, esa situación es diametralmente opuesta: un proyecto deportivo que ha hecho aguas, autogestión, fichajes susceptibles de sospecha, directiva incompetente, camiseta abarrotada de spónsors y la intención firme de fichar a un jugador como Luis Suárez que, recordemos, ha sido expulsado del Mundial por morder a un rival.

Eran otros tiempos. Tiempos en los que prevalecía el Més que un club por encima del Qatar Airways, Foundation o como le den por ponerle este año. Esos tiempos en los que un azulgrana impoluto imperaba en la camiseta. O un solidario Unicef que sería el único spónsor que no retribuía ningún beneficio económico al club, más bien al contrario. El fútbol en general y el Barça ya no son lo que eran en un pasado no tan lejano. Una directiva presidida por la ignorancia y comandada por la incompetencia se ha encargado de prostituir ese escudo, de ultrajar unos colores y de profanar una filosofía.

Sean todos bienvenidos a un espectáculo que ya no causará admiración y envidia a partes iguales, sino más bien bochorno, desazón e ignominia. No sería de extrañar que ese burdel en el que han convertido el Barça ya no esté patrocinado por el Més que un club sino más bien por un rótulo rojo de neón y varias chicas de vida alegre alrededor de él. Todo ello constituye la transición perfecta de una idiosincrasia admirada a la apología del régimen dictatorial qatarí. A fin de aderezar tan corrosivo cóctel, el más que inminente fichaje de Luis Suárez no supondrá más que el hecho de que este escudo, que no hace tanto se hacía respetar, muerda el polvo.

Fichajes millonarios no declarados, irregularidades de Hacienda, tropelías con la FIFA y mejor será para de contar para no engrosar una kilométrica lista. Aquel Unicef que, estampado en la elástica azulgrana, dio tantos éxitos yace contemplativo a la altura del culo, una metáfora muy ilustrativa de la actual situación culé, valga la redundancia. Esta es la frase que nunca me hubiera gustado anunciar pero el Barça se ha acabado. Lo que se ha instaurado desde el último año en el club ya es otra cosa, algo que no recuerda ni de lejos a la sombra de lo que un día fue el mejor club de todos los tiempos.

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